El límite del atleta

¿Hasta dónde es posible forzar el rendimiento físico del cuerpo? ¿Están acercándose las marcas olímpicas a su límite o la capacidad física del ser humano no tiene fronteras.

La rutina diaria de muchos atletas es realmente agotadora; por ejemplo, los que se entrenan para las pruebas olímpicas de atletismo corren 700 kilómetros a la semana, mientras que los nadadores completan 10 mil metros al día.

Estos atletas quisieran entrenar aún más para llegar mejor preparados a las competencias. Pero ¿es fisiológicamente posible conseguir un rendimiento ilimitado del cuerpo humano?

Ciertamente el entrenamiento diario reditúa, así que los atletas seguirán recortando segundos y aumentando metros a los récords de años anteriores, la pregunta es, ¿qué es lo que en última instancia condicionará el rendimiento físico del cuerpo humano?

¿Existe realmente un ‘tope’? ¿Hay un límite a la velocidad y a la potencia que puede desarrollar un atleta?
Para entender el fenómeno necesitamos comprender en primer lugar cómo influye el metabolismo.

El destino de la energía

La boca de una persona equivale al conducto de entrada del tanque de gasolina de un automóvil.
Como los motores de los autos, el cuerpo humano funciona quemando combustible: convierte la energía de los alimentos en calor o en trabajo.

En calor (36 grados) para mantener en funcionamiento todas las células,tejidos y órganos del cuerpo.
Y en trabajo para llevar a cabo las actividades físicas propias del oficio que uno desempeña en su quehacer cotidiano.

En un motor, los combustibles son hidrocarburos y las reacciones se verifican a altas temperaturas .
En nuestro cuerpo, los combustibles son los carbohidratos, las grasas y las proteínas, y producimos catalizadores especiales llamados enzimas que permiten efectuar las reacciones del organismo a una temperatura fija de aproximadamente 36 grados.

El motor emplea la energía para impulsar el auto, pero parte de esa energía se perderá en forma de calor.
En nuestro caso el cuerpo puede emplear la energía para impulsarse en una carrera de 100 metros o puede emplear el calor liberado por dicha energía para un buen propósito: conservar saludable el organismo y mantener la temperatura sin cambio aún cuando estemos en medio de un entorno frío o demasiado caliente.

Otra parte de la energía la utilizamos para renovar y mantener en buen estado nuestras células y tejidos.
La demanda de energía del organismo alcanza su punto más bajo cuando nos encontramos en reposo, pero aún si dejáramos de desayunar, nuestro cuerpo seguiría quemando calorías para mantener las funciones vitales. Las funciones vitales del cuerpo consumen calorías a una velocidad de 1,680 por día, en el adulto promedio. Lo que implica un consumo de 70 calorías por hora. A la cantidad de energía que necesita el cuerpo para mantener sus funciones vitales se le llama ‘tasa metabólica base’.

Lo que podemos cambiar

Cualquier esfuerzo —tiritar cuando hace mucho frío, segregar leche para alimentar a un bebé o dar un paseo por el parque— quema calorías por encima de la ‘tasa metabólica base’.

Podríamos incrementar la tasa metabólica 20 veces, a una demanda de 1,400 calorías por hora. Pero solamente podríamos hacerlo por un par de segundos, digamos al levantar una pesa de 100 kilogramos. O podríamos incrementar la tasa metabólica 10 veces, a una demanda de 700 calorías por hora, pero sólo durante unos minutos, por ejemplo, al correr mil metros.

O podríamos incrementar la tasa metabólica 5 veces, a una demanda de 210 calorías por hora, durante varias horas, digamos al pedalear en bicicleta. Para lograr los esfuerzos descritos anteriormente tenemos que quemar parte de las calorías almacenadas en nuestros músculos, hígado y células de grasa.

Eso significa que al quemar esas reservas de calorías perdemos peso, pero por lo regular comemos tres veces cada día, y por lo tanto podemos reponer las calorías perdidas en un esfuerzo físico más allá de la ‘tasa metabólica base’.

La tasa a la que quemamos calorías debe ser igual a la tasa a la que ingerimos calorías. Cualquier cambio en
este patrón hace que ganemos o perdamos peso.

El promedio de esta ganancia o pérdida de energía es lo que se conoce como ‘tasa metabólica sostenible’, la cual varía grandemente de una persona a otra, dependiendo de su genética y de la actividad que se realice.

La ‘tasa metabólica sostenible’ es la que define el peso promedio de nuestro cuerpo a través del tiempo.
Las ‘tasas metabólicas sostenibles’ más bajas, corresponden a los individuos sedentarios, como por ejemplo los que se dedican a ver la ‘tele’ todo el día.

Los valores comúnmente aceptados de ‘tasa metabólica sostenible’ son de aproximadamente 2,800 calorías por día en el adulto promedio.

Aquí la pregunta es, ¿qué tanto podemos forzar nuestra tasa metabólica para lograr un mejor rendimiento físco?

Un grupo de expertos se dedicó a buscar la respuestra.

Lo que se encontró

De seguro debe haber un límite vinculado a la ‘tasa metabólica sostenible’.
El clima frío por ejemplo, nos hace ingerir más calorías para estar calientes. Pero , ¿podríamos vivir desnudos en una zona nevada y aún así conservar suficiente calor para mantenernos confortables?

Teoricamente sí… Si pudiéramos comer lo suficiente para ingerir , digamos 30 mil calorías en un día.

Probablemente no hemos conocido ni oído hablar de alguien que haya intentado pasar el invierno desnudo en la sierra; hay sin embargo atletas que intentan el equivalente a esa hazaña, con la diferencia de que ellos buscan convertir las calorías en trabajo muscular, no en calor.

Al hacerlo, esos atletas, logran los más altos valores humanos de ‘tasas metabólicas sostenibles’. Entre ellos se encuentran los ciclistas que compiten en la Tour de Francia, probablemente el evento atlético más agotador del mundo. En tres semanas esos  pedalean cerca de 3 mil 200 kilómetros, mientras suben y bajan decenas de colinas en las montañas de Francia.

Para mantener el ritmo, cada día, esos jóvenes deben ingerir calorías en cantidades inconcebibles.
Un grupo de fisiólogos holandeses decidió estudiar la tasa metalólica de esos atletas. Para ello escogió a cinco de ellos.

Los investigadores llevaron un control de la ingesta de alimentos consumidos por el grupo.

Los resultados demostraron que los ciclistas se alimentaron con la cantidad de calorías suficientes para mantener su peso, no obstante el gran esfuerzo realizado cada día. En promedio perdieron solamente 1.5 de sus 75 kilogramos.

Sus tasas metabólicas promediadas en función del tiempo variaron de 4.5 a 5.6 veces sus valores basales; y el mayor consumo promedio de calorías fue de 9 mil 160 por día, poco más de tres veces (3.27) el consumo de un adulto promedio.

El límite final
Ya sabemos que por periodos cortos —digamos el tiempo requerido para correr un tramo de 50 metros— aún nosotros, flácidos sedentarios, podemos quemar calorías a varias veces la tasa diaria promedio de los ciclistas de la Tour de Francia, entonces, ¿por qué no podrían esos superatletas sostener tasas promedio mucho más altas que las que realmente logran y mantenerlas durante varios días?

¿Por qué no ingieren varios kilos de espaguettis y se tomar varios litros de jugo de fruta? ¿Por qué no se comen 30 mil calorías en un día y ponen a trabajar los engranes del metabolismo 10 veces más rápidamente? Si algún ciclista de la Tour de Francia lo hubiera conseguido habría destrozado a sus rivales de la competencia. El hecho de que ni estos fanatizados del ciclismo pudieran metabolizar más aprisa de lo que lo hicieron lleva a la conclusión de que realmente ellos estaban próximos a un ‘tope’ en su ‘tasa metabólica sostenible’.

¿No será que los humanos nos hemos convertido en seres metabólicamente perezosos como resultado de 10 mil años de aprovecharnos de la fuerza animal y apoyarnos en el poder de la máquina, más que en nuestros propios músculos? Para estar seguros, tres científicos de la Universidad de California reunieron información sobre las tasas metabólicas base de 36 especies de vertebrados; incluyendo desde ratones, golondrinas y pingüsinos, hasta, monos, canguros y humanos. Encontraron que estas especies podían incrementar su tasa metábólica base en un promedio de 5.7.

Lo mismo que el más vigoroso ciclista de la Tour de Francia. Conclusión: La tasa metabólica sostenible tiene una frontera, por lo tanto el ‘rendimiento máximo sostenible’  cualquier organismo —humano o animal—, no puede ir más allá de un límite que se encuentra alrededor de 6 veces su tasa metabólica base. Ese es uno de los límites que el cuerpo impone a los atletas de alto rendimiento.

Naturalmente hay otros factores que intervienen en este proceso, entre ellos el factor genético. Por lo tanto, todavía parece lejano el límite que impida ir un poco más allá en cada  deportiva.

Fuente: Lavanguardia

Acicas Runners

Somos una web de atletismo, nuestra misión es informar al publico de gusta del atletismo en México y el Mundo

Publicar un comentario

Deja un comentario sobre esta noticia

Artículo Anterior Artículo Siguiente

INSCRIPCIONES A EVENTOS DEPORTIVOS

Responsive Advertisement

CONVOCATORIAS DE ATLETISMO