Diack, de Senegal, dirigió la IAAF, ahora renombrada World Athletics, de 1999 a 2015 y fue uno de los hombres más influyentes en el deporte. Vive bajo arresto domiciliario en París y enfrenta una sentencia de cárcel de hasta 10 años si es declarado culpable.
El juicio, que comenzó el lunes, debía comenzar en enero, pero se pospuso después de que se presentaron ante el tribunal nuevos documentos que contenían el testimonio de su hijo y coacusado, Papa Massata Diack. Senegal se ha negado a extraditar a Papa Massata, quien trabajó como consultor de marketing para la IAAF. También se enfrenta a cargos de lavado de dinero, corrupción y abuso de confianza, según la acusación, y será juzgado en ausencia.
Los otros acusados son Habib Cisse, el ex abogado de Diack en la IAAF; Gabriel Dolle, quien supervisó las pruebas de dopaje en la IAAF; y los rusos Valentin Balakhnitchev y Alexei Melnikov, que eran el jefe de la federación de atletismo de Rusia y el entrenador principal de atletismo, respectivamente, en el momento del supuesto encubrimiento.
Los investigadores de la Fiscalía Financiera Nacional (PNF) de Francia describen una red de corrupción en el deporte mundial bajo el liderazgo de Diack.
En otro caso, los fiscales franceses están investigando presuntos sobornos relacionados con los Juegos Olímpicos y el Campeonato Mundial de Atletismo. Sospechan que el comité de licitación de Tokio sobornó a los Diacks en 2013 para obtener votos, lo que el comité ha negado.
Sebastian Coe, el sucesor de Diack, se ha comprometido a reconstruir la confianza en el atletismo y ha introducido cambios en la gobernanza del deporte.
Reuters
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